"Mi gran ilusión en los tiempos de Cimadevilla era el cerro de Santa Catalina con sus cañones escondidos y sus alambradas, como al acecho de sabe qué piratas imposibles.Todo mi amor al mar nació entre los peñascos pescadores de San Lorenzo y los arrecifes de la Providencia, que me parecían decorados maravillosos para una página de Emilio Salgari. La arena de la playa de Gijón, ancha, como un arco terso, es suave, pulida, dorada...
Gijón , un paisaje extraordinario que se abre hacia el mar en abanico, pleno de azul; un paisaje maravilloso que se abre hacia la tierra, pleno de verdor y de frescura.
En Gijón yo era un simple niño. Jugaba y procuraba divertirme lo más posible. Aquel cerro de Santa Catalina era un lugar que cualquier niño apetecería para sí. Y enfrente, con el mar por medio, los arrecifes de La Providencia, guardia del enemigo.
Correteaba por la playa y por las calles de la ciudad.Me entretenía mucho ver pasar los tranvías. Ir en uno de ellos era para mí como hacer un largo viaje pleno de emociones"Comentario de Alejandro Casona , nacido en Besullo en 1903 + Madrid 1965. Vivió dos años en Gijón estudiando el bachillerato. Buen libro suyo "flor de leyendas".
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