lunes, 22 de noviembre de 2010

LA PIPA, ANTESALA DEL JARDIN

Cualquiera que no sea de Gijón puede sacar conclusiones de lo más peregrinas al título de la entrada; ¿el nombre de una novela?¿incitación a pegarse un viaje psicolédico? ¿Referencias al mundo oriental en plan te apetece una cachimba?¿nombre de alguna flor o planta ideal para exteriores?.....no queridos foriatos (vaya, los que son de fuera de Asturias ,que no es un insulto), la respuesta es más sencilla que todo eso. La Pipa es un merendero de Somió (que muchos recordamos mejor como era en la foto, en 1980) que era vecino de muro a la mayor discoteca de Gijón , la histórica El Jardín, sita tras los árboles de la derecha de la instantánea.
Lo de ser antesala lo digo porque los que íbamos en aquellos años 70 - 80 al Jardín nos gustaba ir de preliminares a la Pipa, a su terraza exterior, en donde dábamos cuenta de varias tortillas - y lo que se preciara- acompañado de sidra a esgaya. Con ello, lo de ir bien forrado al Jardín hacía que las horas fueran mucho más amenas al ir el cuerpo en condiciones.

9 comentarios:

Alfredo dijo...

Yo andaba por el Jardín a principios de los 60. Dos de los hermanos que lo regentaban, iban a trabajar a Avilés en los mismos autocares que yo, o viceversa. No recuerdo sus nombres, como tampoco recuerdo, por más que pienso,aunque me suena mucho, el bar la Pipa. Si no te da más,refréscame un poco la memoria.
Salu2.

recuerdogijon.blogspot.com dijo...

La Pipa, como su nombre indica , está enfrente de la carbayera de la Pipa de Somió, pegado al Jardín. El periodista Manuel Cimadevilla hace una breve semblanza de ambos establecimientos en una crónica:
"El Jardín es uno de esos fenómenos sociales que surgen de manera espontánea. Los hermanos García-Rendueles tenían al lado de otro merendero -La Pipa- una pequeña tienda. Pronto se darían cuenta del negocio que se les venía encima y empezaron a dar sidra, vino blanco de Los Corales y unos espléndidos bocadillos de calamares que causaron el furor. Así que lo que ellos llamaban La Huerta fue reconvertida primero en un merendero con sala de fiestas al aire libre y, posteriormente, en una gran discoteca cerrada con luces multicolores que fue inaugurada en los años setenta por la bailaora La Contrahecha, a quien así bautizó el director del diario «Pueblo», Emilio Romero -el autor de una frase para no olvidar: «yo no me vendo, me alquilo»- tras publicar su insinuante fotografía en la primera página y lanzarla para que bailase en solitario dejando el cuadro flamenco de «Las Brujas». Por la sala de fiestas de «El Jardín» pasaron muchas generaciones y allí se daba cita la guapa gente de Somió y las familias bien de toda la vida de Gijón, que diría el maestro Juan Ramón Pérez las Clotas. Un joven llamado Rodrigo Rato tampoco faltaría entonces durante los veranos a sus citas con su pandilla en El Jardín para ver las mejores atracciones del momento a unos precios realmente populares. Eso aconteció antes de que los ayuntamientos se pusieran a gestionar los festejos y los cachés de los artistas pasasen -por aquello de la gestión municipal- de los suelos a los cielos". Saludos
Alfredo

recuerdogijon.blogspot.com dijo...

Hola Alfredo, el periodista Manuel Cimadevilla hace una pequeña semblanza de ambos establecimientos:"El Jardín es uno de esos fenómenos sociales que surgen de manera espontánea. Los hermanos García-Rendueles tenían al lado de otro merendero -La Pipa- una pequeña tienda. Pronto se darían cuenta del negocio que se les venía encima y empezaron a dar sidra, vino blanco de Los Corales y unos espléndidos bocadillos de calamares que causaron el furor. Así que lo que ellos llamaban La Huerta fue reconvertida primero en un merendero con sala de fiestas al aire libre y, posteriormente, en una gran discoteca cerrada con luces multicolores que fue inaugurada en los años setenta por la bailaora La Contrahecha, a quien así bautizó el director del diario «Pueblo», Emilio Romero -el autor de una frase para no olvidar: «yo no me vendo, me alquilo»- tras publicar su insinuante fotografía en la primera página y lanzarla para que bailase en solitario dejando el cuadro flamenco de «Las Brujas». Por la sala de fiestas de «El Jardín» pasaron muchas generaciones y allí se daba cita la guapa gente de Somió y las familias bien de toda la vida de Gijón, que diría el maestro Juan Ramón Pérez las Clotas. Un joven llamado Rodrigo Rato tampoco faltaría entonces durante los veranos a sus citas con su pandilla en El Jardín para ver las mejores atracciones del momento a unos precios realmente populares. Eso aconteció antes de que los ayuntamientos se pusieran a gestionar los festejos y los cachés de los artistas pasasen -por aquello de la gestión municipal- de los suelos a los cielos".

Rubén dijo...

Qué recuerdos tan bonitos de todo el entorno de La Pipa, El Jardín... Oh tempora, oh mores!

Alfredo dijo...

Yo soy de los que empezó en las Delicias, luego el Jardín, con sus dos pistas, y más tarde el Rocamar. En la pista de abajo he visto cantar a muchos que empezaban a ser famosos. Recuerdo que el "Piru" que estuvo conmigo en el Ferral, era batería de Argentino y su conjunto y cuando vino Karina estaba cardíaco porque ella traía partituras hasta para el batería. Gracias por refrescarme la memoria.
Para el año setenta yo ya estaba casado y hacía mucho que no iba por allí.
Salu2.

Anónimo dijo...

Yo tambien iba en los 60 a El Jardin. Qué recuerdos!!. Antes de que se convirtiera en discoteca con luces y tal, era una especie de merenderu con música bailable. O sea, que ibamos allí, sentábamosnos en aquelles meses de piedra circulares con bancos incorporados, pedíamos unes cuantes botellines de sidra y unos bocadillos, y a bailotear y a intentar ligar con alguna moza.
La que ponía la música era una hermana de los dueños, Mary Carmen creo que se llamaba y también despachaba los bocadillos en una especie de ventana que daba al exterior. El de cabeza de jabalí era de cine.
El "Ansiedad" de Nat King Cole, el "Adan y Eva" de Paul Anka, o el "Cerezo Rosa" de Pérez Prado, eran señas de identidad indiscutibles. Jo, me entra una morriña...

recuerdogijon.blogspot.com dijo...

Quizás el milagro de que sobreviva el Jardín ha sido el de amoldarse a los tiempos. ¿Cuantos merenderos de bancos y mesas de piedra quedan en Gijón..?

Anónimo dijo...

Yo acuerdome ir pal jardin fartucu como su madre y con un jume sidres de la virgen....vamos ke baile como travolta en la pistaa.....jajajajaajjjajaj

Anónimo dijo...

Pues yo baile como olivia newton john y montaronme en la terraza de arriba del todo....xDDDDD