
Para mí la anécdota más explosiva fué la manera en que murió su hijo. Con unos de cartuchos de dinamita en los bolsillos más una desafortunada cerilla se provocó la explosión -en uno de esos portales que incluían quiosco - dejando el espacio todo perdido como comentaban los testigos.
Pero volviendo a La Perala os pongo una conversación entre ella y un guaje registrada en la guía indiscreta de Gijón:
- Qué peineta tan guapa Perala.
- Sí, niñín, ésta regaláronmela, esta otra compréla...
- ...Y ésta, y esto. Y la pulsera, y el pendientón amarillu....
-Sí, sí, ya lo ví, hasta mañana.
-¿Ye que tienes prisa, niñín?¿quién te apura?
- Sí Peralina, sí mucha prisa.
-Bueno, anda.
Lo del miedo a la Perala entre los niños tenía su motivo, llevaba unos pelos de medusa muerta que seguían de mala gana a la peineta que portaba , sus manos sarmentosas, llena de polvos de arroz y baratijas, y de los trapos pues ....