miércoles, 21 de abril de 2010
AL VAIVÉN DE LOS AÑOS
La última vez que monté en el instrumento de la foto fué con varios amigos - as ya mayorcito y puedo decir que una de esas amigas es ahora mi mujer. Aparte de ello el recuerdo mayor siempre va relacionado con los años más infantiles y del mismo tengo presente la velocidad y vaivén temerario que algún que otro gracioso conseguía dar al tiovivo en cuestión ¡y a ver quién era el guapo que se bajaba en marcha!.
Para los más perdidos decirles que estaba situado en el parque de Isabel la Católica.
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8 comentarios:
En el cole de mis hermanas había uno, el famoso balancín letal, ¡cuántas infantiles cabezas abiertas en tardes negras!. No te creas que no volvían esas mismas malas cabezas a montarse en aquella mortaja de hierro la misma tarde o al día siguiente.
Cerca del de la foto había otro artilugio peor, ya que permitía montarse en él en círculo y con el vaivén y la gravedad parecía un botafumeiro. Ahí sí que ví yo buenos golpes, de guajes volando o con golpes de los buenos ya que no se le veía venir de lo loco que era el giro.
En sus origenes era un cocodrilo
DE LO DEL COCODRILO NO ME ACUERDO Y MIRA QUE LA IMAGEN ES DE 1968.
sí, era un cocodrilo
Al parecer el cocodrilo tenía un cierto aire a los adornos vikingos de los drakkars en su proa.
También en esa zona de juegos, además de los columpios de hierro con esquinas afiladas "abre-sesos", había otro cacharro redondo giratorio de unos 2 m de diámetro, abierto, con un volante central fijo en el que todos nos propulsábamos para hacerlo girar a velocidad diabólica. La fuerza centrífuga era brutal y el mareo también.
Sí, alguien que trabaje hoy día en riesgos laborales se llevaría las manos a la cabeza si lo viera.
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